No se calla
Oscuras las
aguas frías,
que reparten
mis entrañas
que destruyen
mis palabras
las cenizas con
las olas.
Al vendaval
de los vientos
incesantes
que no paran,
ni por los
ojos sedientos
hambrientos lloros
que lloran.
Restallar de
los tendones
de mis carnes
desgarradas,
de estas
buenas intenciones
cosidas a mil
patadas.
En mi caja
ensangrentada
se abren costillas truncadas
tiembla pobre
mi carcasa,
ramo de rosas
cortadas.
Y las marcas en la frente
que forman
roja cascada
que forman
rojo torrente,
lluvia
incesante escarlata.
A tiras mi
piel colgada
del
estandarte: desgana
espino: desesperanza
de hiel
amarga: de La Nada.
Cuanta
amargura encerrada
cuanta
añoranza extraviada,
la palabra
estrangulada
amordazada y sesgada.
Cuan es el
peso de maza
que no se ve
ni se palpa,
más cuan
duele mi paloma
cuánto duele
mi garganta.
Porque
¿sabes?, no se apaga
no se
marchita no marcha
no se cansa,
no se calla
da igual
paloma lo que haga.
Mirlo blanco
poco importa
desvelado en
la mañana,
ya poco
importa sueño y alba
herida filo y
navaja.
Que más da
que narcótica
se halle esta
burda carcasa,
poco importa la anestesia
en esta carne marcada.
Oscuras las
aguas frías
reparten ya
mis entrañas,
borran sin
pausa mis huellas
en la arena
de mil playas.
Donde yo vagué
sin rumbo,
donde vagué
con desgana.
Donde se
truncó mi sino:
el perseguir
la esperanza.
22/06/2013
hora: 22:38 h
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